El equilibrio entre ajustes y desacuerdos

Hace poco en una conversación informal con un amigo me comentaba lo hartos que están en su trabajo, la desmotivación reinante, el cansancio general debido mayormente a la cantidad de trabajo que hay para cada uno de ellos como resultado de ajustes varios.

Me decía que no se ha dado cuenta nadie en su empresa que el hecho de repartir de esta manera el trabajo afecta a la forma en la que la gente trabaja, que a mayor carga de trabajo a partir de un cierto momento la gente tiene menos autonomía, menos fuerza, menos ánimo de hacer cosas nuevas o fuera de lo estrictamente necesario.

Sin duda alguna, cuando la cifra de negocio cae es necesario reajustarse y reacondicionar el headcount o la masa salarial a las nuevas expectativas que calculamos que nos podemos permitir, pero sin duda alguna muchas compañías incurren en ahorrar un poco más de lo necesario ya sea por error o conscientemente, siendo que entonces muchos de los puestos de trabajo existentes en la compañía quedan devastados en tanto en cuanto el contenido de ese puesto queda descompensado en lo referente a las tareas que lo componen.

quizás de lo que no se dan cuenta esos responsables es de que en esa ecuación hay dos partes: el ahorro en la masa salarial que se consigue y que repercute de forma directa e inversamente proporcional en el ánimo, la disponibilidad, el espíritu, en definitiva el contrato emocional del equipo.

La importancia de elegir el tamaño del corte
La importancia de elegir el tamaño del corte

¿Que supone esto? Que lo que a priori era una medida encaminada a mejorar los resultados de la compañía (por la via del recorte en gastos) acaba saliendo mal ya que, aunque la productividad sube por persona, caerá estrepitosamente la motivación, el engagement y la capacidad de emprender (tareas, ideas, proyectos) de nuestros colaboradores.

Por tanto, a corto plazo, sí ahorraremos costes pero a largo plazo encareceremos nuestras operaciones. La situación, como en tantas (erróneas) ocasiones es si queremos pilotar el proyecto desde el corto o el largo plazo.

En el caso de los autónomos, freelance, emprendedores esto también repercute directamente en sus operaciones, porque si bien estas personas puede que no tengan un equipo es cierto que sufren en primera persona la lentitud, o directamente la negativa, de parte de las personas que trabajan en las empresas a las que dan servicio desde el momento en que como explicaba más arriba esas personas están directamente desmotivadas. Y eso nuevamente nos lleva a perder oportunidades de negocio, a no poder/querer innovar en procesos, a no poder/querer acometer nuevos proyectos y además vender una mala imagen de marca con empleados quemados.

Se impone por tanto una complicada y quirúrgica intervención, milimétrica entre el máximo que podemos recortar (ya sea por la vía de la amortización de puestos de trabajo en contrato temporales, jubilaciones, externalización de servicios, etc.) y el mínimo que debamos de mantener para poder seguir dando un mínimo servicio de calidad a nuestros clientes tanto internos como externos: que no se resienta la atención, el servicio, el ambiente o perderemos más de lo que hemos ganado.

Reajustar siendo realistas y de acuerdo a la situación pero ¿a que precio?

El contrato por proyecto

Hace unos días el Gobierno anunció que va a reducir el numero de contratos de 41 a solo 5, lo cual me parece un gran avance.

Desde los tiempos en que yo estudiaba siempre ha sido un laberinto administrativo y burocrático el saber que tipos de contrato una empresa podía firmar a un colaborador. La falta de sencillez va en contra de la empresa (que se pierde en las numerosas opciones) y del colaborador (que no entiende las diferencias entre tal o cual tipo de contrato) lo cual resulta muchas veces en que la inmensa mayoría de la población sigue anclada en el pensamiento de «ojalá me hagan fijo cuanto antes mejor», pareciendo que esa es la única vía posible de trabajar.

Ahora bien, dentro de la tipología de contratos que finalmente vamos a tener simplificada (temporal, indefinido, prácticas, relevo y formación) y dada la coyuntura echo en falta crear una nueva tipología que se adapte al nuevo perfil de trabajadores del conocimiento que está surgiendo y que cada vez es más habitual, lo que podríamos llamar un contrato por proyecto.

Pese a que el primer pensamiento es que esto ya existe y se llama contrato por obra, creo que hay muchas diferencias tanto de fondo como de forma para considerarlo dos cosas bien distintas.

Trajes de otra época para relaciones laborales de otra época

Fundamentalmente el contrato de obra se sustenta en el supuesto de que la actividad por el que se firma es una actividad con sustantividad propia al margen o fuera de la actividad habitual de la organización. Ademas, tiene unos plazos de duración determinada por encima de los cuales el contrato no tiene cabida por lo que es considerado en fraude de ley, lo que nos lleva a la situación nuevamente de indefinido, lo que parece ser la casilla final si o si de todos los contratos, se inicien o continúen por cualquiera de las vías posibles.

Ahora bien, ¿que pasa si yo no quiero ser indefinido? ¿Que pasa si no me siento cómodo estando en una única compañía toda mi vida? ¿O que pasa si una compañía no quiere tener el compromiso (con lo que eso supone para ella) de tener un porcentaje de personas «indefinidas» (entrecomillo el termino indefinido porque, evidentemente, no creo en el sentido que la palabra tiene en una organización del siglo XXI) en su organización? Creo que estas situaciones restan flexibilidad tanto a organizaciones como a trabajadores que quieren poder adaptarse y fluir a la misma velocidad que sus mercados les demandan, mercados que por supuesto son cada vez más líquidos y requieren de una gran capacidad de maniobra, entre otras cosas.

Es por ello que no tenemos el marco legal mas adecuado para lo que vamos a necesitar en un futuro cercano; Si estamos hablando de que cada vez hay mas trabajadores del conocimiento, que trabajaran temporalmente indefinidos (por la duración de un proyecto que puede llevarles semanas… ¡O años!) y si queremos dinamitar de una vez muchos de los estereotipos y formas establecidas de hacer (horarios fijos, sitios de trabajo físicos, contratos indefinidos… que ya no son tal) una excelente forma de hacerlo es dando paso a este contrato. Es decir debemos adecuar el marco legal a la realidad que tenemos, y no a la inversa. Si hace 30 años era habitual tener trabajadores indefinidos porque el mercado de trabajo permitía tener un numero elevado de ellos ya que los mercados no eran tan volátiles como ahora no significa que ahora siga siendo así, y debemos adecuarnos a ello.

Ahora la realidad es bien distinta, con mercados cambiantes, con cada vez mas desafíos que se suceden a una velocidad de vértigo. Por ello las organizaciones y los trabajadores tienen que tener las herramientas necesarias para poder combatir en condiciones a esta realidad. Son tiempos líquidos en los que debemos ser personas líquidas. Y es por eso que todos debemos tener las actitudes mentales necesarias para vivir en estos tiempos (resiliencia, espíritu combativo, etc.) pero también las herramientas necesarias para poder operar en los mismos y eso pasa porque tanto organizaciones como personas tengamos la flexibilidad y adaptabilidad física y legal de trabajar aquí y allí, ahora y después, así y asao (y con esto quiero abarcar muchas variables) como para no sufrir el ajuste duro que estamos sufriendo ahora mismo.

Leo en muchos sitios y yo mismo he escrito que aunque en el 2.0 se habla y mucho de que la nueva realidad profesional es ya un hecho, lo cierto es que no, que en un porcentaje muy alto de la empresa española aun no es así, que aun siguen regidas por formas de hacer y de organizarse del siglo XX. Y una manera muy buena, muy potente de aterrizar las cosas, de darle una forma solida real es la vía de la ley. Si algo esta regulado y legislado es algo conocido y aceptado por la totalidad de personas, no solo por gentes del 2.0, no solo para gentes del 1.0 si no por y para el conjunto del Estado.

Sigamos trabajando desde todos los frentes para conseguir una realidad profesional adaptada a los tiempos, competitiva en los mercados de trabajo y económicos nacionales e internacionales, aumentemos nuestra productividad, competitividad y flexibilidad y conseguiremos resultados positivos mucho antes de lo que creemos.

El Marketing de Recursos Humanos

«El marketing de recursos humanos: nuevos desafíos para la empleabilidad y la gestión del talento en una sociedad hiper-conectada» era el nombre completo del curso de verano organizado por la Universidad Complutense en colaboración con el banco Santander repartido en dos jornadas este verano en Madrid dentro de la cátedra que la Universidad tiene de Marketing en los Recursos Humanos.

Dado lo atractivo del nombre no pude si no inscribirme para asistir al mismo, llevado por la curiosidad y el elenco de ponencias y nombres que se iban a dar cita allí. Nombres como el de Javier Rodríguez Zapatero, director general de Google en España, Mar Garre, directora de personas de Línea Directa o Jesús Figueroa, director de recursos humanos de Telefónica España en ponencias tan atractivas como «La gestión del compromiso» o «El perfil del nuevo trabajador en un entorno de cambio constante».

Coincidí con varios colegas de profesión, siendo eminentemente el perfil del asistente el de profesionales de recursos humanos, atraídos en su mayoría como yo por saber que se esta cociendo y como lo están cociendo empresas grandes y punteras como la mencionada Línea Directa, Telefónica o LG por citar algunas.

Sin duda alguna el tema levanta muchas pasiones y suspicacias, siendo que hoy en día está muy en boga ante la crisis de posicionamiento que la función de recursos humanos tiene dentro de las organizaciones, así como su posible renovación o su papel en el medio plazo ante la llegada de los millenials a las organizaciones entre otros muchos temas.

Pues bien la mayoría de estas organizaciones asistentes al curso tienen una postura «agresiva» en el sentido de que todas ellas están concienciadas de que el activo mas importante de las compañías son las personas y que la forma de gestionarlo es a través de programas que cada día tienen que ser mas innovadores y potentes, ya que sus colaboradores les demandan una cada vez mayor y mejor calidad de vida profesional en un sentido amplio del termino.

En una de las ponencias
En una de las ponencias

Fue muy inspirador escuchar a Mar Garre y el plan que su departamento ha puesto en marcha, explicado de manera detallada y excelente sobre como gestionan el ciclo de vida de sus colaboradores desde que llegan hasta que dejan la compañía. Escuchar que estos planes son posibles y que de hecho son una realidad fue toda una delicia, planes que incluían desde un plan de acogida con un fuerte componente formativo no solo a nivel técnico si no a nivel cultural, pasando por los programas de reconocimiento y de integración en los que los directivos tienen que pasar una hora al mes trabajando con los teleoperadores para poder entender mejor el negocio y los problemas a los que se enfrentan en el día a día de la operación.

Inspirador fue también escuchar a Rodríguez Zapatero a pecho descubierto porque su presentación no funcionaba como trabajan en Google España, con que tipo de personas y como le gusta trabajar con ellos. Muy potente. Podéis ver el video aquí:

Hubo otras presentaciones como las de Víctor Ronco de Red Bull o Rodrigo Miranda hablando sobre el futuro de la formación con las MOOC’s; Se hablo de la ya tan anunciada muerte del c.v. en papel (que sigue resistiendo, como siguen resistiendo los portales de empleo tradicionales) y se hablo mucho de la búsqueda cada vez mas de competencias psicológicas o «suaves» antes que de competencias técnicas o de conocimiento para crear un match cada vez mayor entre las organizaciones y las personas. La guerra por el talento solo acaba de empezar y quien crea que la crisis ablanda o suaviza la misma está muy equivocado.

Como no pretendo que el post se alargue hasta el infinito en sucesivos posts iré entrando en profundidad en varios de estos temas, simplemente quería dejar unas pinceladas sobre lo que este evento dio de sí y de como poco a poco sigue calando el hecho de que, desde la gestión de personas, nos encontramos ante la necesidad y el reto de llevar a cabo un cambio de paradigma importante sobre el como gestionamos las personas que forman parte de las organizaciones. De hecho una de las preguntas mas recurrentes, y uno de los temas de conversación mas frecuentes que tuve con otros compañeros en corrillos fuera de las ponencias fue ¿como convenzo a mi CEO de llevar a cabo esa renovación, ese cambio de gestión de personas de lo puramente burocrático sin valor añadido a una gestión de alto valor, adaptado a las necesidades y los perfiles del siglo XXI y basada en la tecnología?

Sin duda alguna, el gran reto al que los profesionales de gestión de personas nos estamos enfrentando.

Un papel en el metro

Hace unas semanas yendo en el metro me sucedió una cosa que me sorprendió gratamente.

Una persona, un hombre, de mediana edad vestido con traje y corbata sostenía en su mano unas hojas con unas letras negras impresas en ellas, que iba leyendo con concentración. Pese a que soy una persona mas bien discreta no pude resistirme a la curiosidad de echar un ojo al contenido y lo que vi no pudo sorprenderme mas. Tanto es así que hice una foto con el móvil, pues creo que merece la pena compartirla y comentarla.

IMG_0536Si se amplia la foto podréis ver que lo que lo está escrito no son ni mas ni menos que algunas ideas acerca de como debe ser la gestión de las personas en las organizaciones de hoy en día.

Que este tipo de ideas llegue a un señor anodino, a una más de las personas encorbatadas que viajan en metro, tan (a priori) lejos de lo que en este y muchos otros blogs y cuentas de twitter se proclama (tal y como escribí «entre el cielo y la tierra»), alguien que bien puede ser un mando intermedio de alguna pyme, o de una multinacional; que esté leyendo este tipo de inputs de empoderar a los colaboradores, de que el jefe no tiene porque ser el lider, de que hay que mejorar la gestión del talento y apostar por la meritocracia, etc. no hace si no mantener viva la esperanza de que, en un futuro no muy lejano, la mayoría de las compañías gestionaran el talento existente en ellas de manera mas efectiva y con el foco en paradigmas de gestión modernos y actuales, acordes con la época que vivimos.

Y tu, ¿Crees que algo está cambiando? ¿Lo notas o lo ves en tu empresa? ¿Hay curiosidad por estos temas en los mandos, gerentes, etc. de tu empresa?

En el nombre de la resiliencia

En los últimos tiempos se ha puesto muy de moda un término o palabro que cada vez se puede leer en más y más sitios: resiliencia. Según la definición de la RAE el termino es la «capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas» en un sentido psicológico o también la «capacidad de un material elástico para absorber y almacenar energía de deformación», lo que igualmente nos da una buena aproximación a lo que quiere decir.

Por tanto, cuando los coach y psicólogos y colegas de recursos humanos en esta materia nos dicen que «la resiliencia es una de las competencias mas demandadas en los profesionales de hoy en día» nos están diciendo que los profesionales de hoy son muy valorados si tienen una gran capacidad de adaptarse a situaciones complejas en entornos profesionales, lo que dado la que esta cayendo, es cierto que resulta muy útil.

¿Resiliencia es por allí o por aquí?
¿Resiliencia es por allí o por aquí?

Ahora bien, me gustaría hacer dos matizaciones  sobre esta afirmación y tendencia con la que a priori estoy de acuerdo:

  1. Esta moda me resulta una obviedad, es decir, que no por ser cierta y por estar de acuerdo con ella no me resulta nada nueva. Yo, que llevo unos cuantos años en el ámbito de la selección siempre he tratado de buscar personas con una gran capacidad de resistencia a situaciones estresantes, a cambios constantes, etc. ¿Y no afecta esto al ámbito de la resiliencia? Lo siento, pero aquí voy a ser critico como siempre trato de serlo: creo que nos están vendiendo el mismo perro de siempre con distinto collar, algo muy de moda en estos días. Nos ponéis mas de lo mismo de siempre, pero con un envoltorio y un lazo distinto, mucho mas moderno, mucho mas cool y a inflarse a hablarnos de la importancia de la resiliencia. Esta bien, aplicáis estrategias de marketing para venderlo mejor, pero no intentéis hacernos creer que habéis descubierto la formula de la Coca-Cola.
  2. En el nombre de la resiliencia se están colgando a muchos buenos hombres de altos maderos por el cuello. Me explico, como los tiempos son los que son, como la crisis es la que es, como el país es el que tenemos, tenemos que tener generosas dosis de resiliencia para ser buenos y cotizados profesionales dentro y fuera de nuestra organización pero, ¿Donde esta el limite entre la resiliencia y la estupidez? ¿Hasta donde puedo y debo como profesional (y no lo olvidemos, primero como persona) adaptarme a decisiones, situaciones duras, drásticas, que quizás lastimen mi dignidad, o mis principios? Es decir: ¿Vale todo en el nombre de la resiliencia? ¿Donde están los limites y quien los pone? Pues bien, me consta (y seguro que a ti también) que mucha gente está pagando el no tener las necesarias dosis de la susodicha competencia a niveles disparatados, es decir, donde la palabra resiliencia podríamos sustituirla por tragaderas u otras incluso aun mas graves.

Dicho esto, me gustaría creer que la resiliencia es una competencia muy importante pero de la cual no se abusa, como de la confianza. Que todos tenemos que esforzarnos por desarrollarla es acertado pero que eso suponga que los limites de la misma están claros para todo el mundo. Que las situaciones límites no se dan ni todos los días, ni todas las semanas, ni todos los meses o por lo menos no de forma continuada en el tiempo. Y ahí podríamos entrar a hablar sobre otro tema, el del jefe o la empresa «incendio» donde todo se quema todos los días y hay que estar continuamente apagando fuegos extraordinarios a través de esfuerzos extraordinarios, cosa que da para otro post.

Y tu, ¿tienes un alto grado de resiliencia? ¿Crees que en tu trabajo se sobrepasan los limites lógicos de la misma? Cuéntamelo en los comentarios.

El difícil equilibrio

En el mas de 1 año que llevo de vida «virtual» he pasado de dedicarme a trabajar en exclusiva para una empresa a pasar a trabajar en exclusiva mi marca personal y las herramientas de promoción de la misma y por último a compaginar dicha actividad por cuenta propia con la actividad que venía siendo habitual en la mayor parte de mi vida profesional, el trabajo por cuenta ajena.

Y es desde la perspectiva de compaginar ambas actividades y visto el desconocimiento de muchas personas cuando he sido consciente de la enorme dificultad y esfuerzo que requiere el compaginar ambas facetas. Me doy cuenta que, a fecha de hoy, aún son dos mundos paralelos en los que unas pocas personas son conscientes de la existencia de ambos.

Una de las nuevas formas de trabajar

La mayoría de las personas vive en uno, el tradicional, que cada día está más acosado por el segundo, el virtual, que se hace patente a todo tipo de personas través de la prensa, la televisión, comentarios, etc.

Cuando digo dificultad me refiero a la dificultad de que otras personas entiendan lo que haces y porqué lo haces, y cuando digo esfuerzo me refiero principalmente al esfuerzo de ajustar horarios, de sacar tiempo que no siempre consigues sacar fuera de las x horas de oficina, que te lleva a trasnochar o madrugar fines de semana para escribir porque es el único momento.

Como muchas otras personas y yo mismo he dicho aquí, vivimos un cambio de era, de paradigma profesional. Y los que somos plenamente conscientes de ello y estamos subidos en ese barco somos sólo unos pocos y es complicado compaginar y sincronizar actividades paralelas. Y ya no solo lo digo por el típico comentario que familia y amigos te pueden dedicar de «pero eso que haces para que sirve», «pero eso en que consiste», «solo es una moda pasajera» si no en el ámbito profesional.

Lo digo porque tenemos aún muchas, muchas organizaciones que ignoran o directamente censuran este tipo de iniciativas, de situaciones, el hecho de que sus colaboradores «trabajen» su marca personal, sus propios proyectos. Organizaciones que tienen acceso a Internet capado, redes sociales prohibidas (y peor aún, su uso sin reglar), organizaciones de la vieja escuela, cuyos responsables ignoran o quieren ignorar todo el ruido de lo que está sucediendo. Tenemos también compañeros y colegas que te escudriñan con la ceja levantada cuando les cuentas los proyectos en paralelo fuera de la empresa en los que trabajas, las nuevas personas que conoces evento tras evento, las personas que descubres y sigues en Twitter, las charlas a las que asistes.

Pues bien, creo que el equilibrio es posible y necesario. Creo firmemente en que estas nuevas herramientas y las nuevas realidades que traen consigo (difusión de la barrera entre vida personal y profesional, teletrabajo, intraemprendiduria, etc.) son y serán beneficiosas en el entorno de la revolución tecnológica y del conocimiento que estamos viviendo, por lo que no queda otra que apretar los dientes y seguir trabajando en esta dirección.

Seguir compaginando ambas realidades, el entorno offline y online, trabajar en ambos planos, leer, escribir, investigar, explicar a la gente el que, el como y el porqué lo haces es muy importante para el propio aprendizaje y para el de los demás, es la forma adecuada de seguir en la senda de avanzar para hacer extensivo a todas las capas de la sociedad esta nueva forma de vivir que nos guste o no tenemos ya entre nosotros.

Y a ti, ¿te pasa como a mi? ¿Te miran con la ceja levantada y te hacen preguntas «capciosas» en tu empresa por lo que haces fuera de ella? ¡Cuéntamelo en los comentarios!

No nos volvamos locos

Levantó en las últimas semanas mucho revuelo en las redes un video muy bien hecho, muy interesante y sobre todo muy marketiniano, que es de lo que va al fin y al cabo esta historia.

Este video no daría más de si del simple comentario que he hecho antes si no fuera por el aluvión de comentarios en redes sociales proclamando el video como «la nueva forma de seleccionar de las empresas». Desde luego me sorprenden mucho la distancia entre el 1.0 y el 2.0, lo que en el mundo offline nadie sabe ni comenta en el mundo online las personas adaptan todo con la velocidad del early adopter deseoso de la llegada de nuevas teconologías para hincarle el diente.

Pues bien, en esta caso voy a ejercer de abogado del diablo. Quienes me conocen y me siguen saben que soy un ferviente defensor y creyente del entorno de la empresa 2.0 o mejor aún, de la sociedad 3.0 que la amiga Mercedes promulga. Ahora bien, creo que los timings son muy importantes y por mas deseosos que estemos de que las cosas cambien (RHevolucionen debería decir) no podemos caer en la idolatría fácil del primer becerro de oro que nos pongan delante.

Creo que en los procesos de selección tambien se debe innovar (y eso que es de las disciplinas dentro de la gestion de personas que más ha avanzado gracias al reclutamiento y la seleccion 2.0) pero someter la elección de un candidato a la votación popular de un campo de futbol cual arena de gladiadores me parece excesivo, ¿o de verdad hay alguien que crea que eso es no solo lógico, si no realista? ¿De verdad alguien cree que el entrevistador debiera simular un infarto para poner a prueba al entrevistado?

Y es que no hay que olvidar que el anuncio de marras, es solo eso, un anuncio. Una entrevista «novelada», una muy buena realizacion, unas gotitas de toque emotivo… y ¡zas! aquí tienes a unos cuantos pidiendo que las entrevistas se hagan de esta manera.

No, nos aferremos a un producto de marketing brutal (y viral) a un proceso de selección serio, por mas que pueda contener elementos interesantes que nos enseñe que en los procesos se puede (y se debe) innovar.

Recursos Humanos debe morir

Llevo ya algún tiempo barruntando sobre la situación que vivimos los profesionales de gestión de personas. Miro a mi alrededor y no me gusta lo que veo, quizás siempre fue así y solamente en el último año he tomado conciencia de ello. Veo mucha falsedad, mucho aprovechado, mucho vende-humos, veo mucho mediocre, veo mucha gente perdida y veo mucha gente asustada en el gremio.

Es cierto que desde hace ya unos años la situación no venía siendo la ideal pero, como el entorno económico era bueno, todo quedaba disimulado. Había trabajo para todos y relativamente buenos salarios.

Con el crack del 2008 las cosas empezaron a ponerse feas: empezaron a escasear las oportunidades, empezaron a empeorar las condiciones, empezaron a bajar los sueldos hasta límites ridiculos; Hace poco pude ver en Infojobs una oferta de Responsable de recursos humanos

Profesional medio de recursos humanos a día de hoy
Profesional medio de recursos humanos a día de hoy

con una retribución de 18.000€ brutos/anuales y no precisamente a media jornada, lo que dice mucho de la importancia que dicha posición tiene dentro de esa maravillosa organización.

Por ello creo que es el momento de hacer autocrítica y admitir que los principales culpables de esta situación hemos sido nosotros, los propios profesionales de recursos humanos por permitir el vaciar de contenido estratégico nuestra misión, por burocratizar, por hacer totalmente previsible (y externalizable) nuestros objetivos, por doblegarnos a las peticiones de ejercer de departamento administrativo, opaco, triste, carente de valor añadido, por convertirnos en meros «porteros de discoteca» (Andres Pérez dixit) y en el departamento de asuntos internos encargados de perseguir y castigar a los «enemigos» internos de nuestra organización, para acabar siendo las SS, la policía del régimen autoritario que se practica en tantas organizaciones.

Nos han dejado el trabajo sucio y nosotros lo hemos permitido, ¿con que derecho podemos quejarnos ahora del poco y mal empleo que ahora mismo nos ofrecen? En el año 2013 somos un commodity para la empresa, hay más gente de recursos humanos parada ahora mismo que de ninguna de las otras funciones que conforman las vetustas organizaciones del siglo XX. Y de esta situación emanan los vende-humos (en empresa y fuera), los asustados (en empresas y fuera), los aprovechados (en empresa y fuera), los perdidos (en empresa y fuera).

Así que creo que es el mejor momento para tirar, destruir, quemar todo aquello que nos sobra, que no aporta valor a nuestra función y reconstruirla dejando sólo los elementos que realmente nos son útiles a día de hoy. Realmente creo que no podemos perder nada, porque ya lo hemos perdido casi todo, desde el respeto de los colaboradores al de los directores generales el descrédito es casi total.

Somos muchos los profesionales que clamamos por recuperar el lugar estratégico que nos corresponde en las organizaciones del siglo XXI, en plena revolución del conocimiento, con un paradigma y unas métricas radicalmente nuevas y un entorno de crisis y total incertidumbre. Es hora de resurgir de nuestras cenizas con más fuerza que antes y nuevas armas, preparadas para nuevos tiempos. Es tiempo de refundar nuestra función, de acabar con el viejo paradigma de la función de recursos humanos para dar paso a la función de gestión de personas y su talento. Debemos encontrar nuestro sitio nuevamente en el ecosistema de las organizaciones y, como parte de nuestras nuevas atribuciones, ser los impulsores de la definición y la concretización de la transición de la empresa española de los 70 a la del año 2013, dando entrada a savia nueva, jóvenes talentos, a nuevas formas de organizarse, comunicarse y relacionarse buscando la mayor de de las eficiencias de las organizaciones en un entorno radicalmente distinto, que cada día lo será más.

Creo que profesionales dispuestos, preparados y deseando hacerlo hay de sobra. La sociedad lo demanda, las personas lo demandan, el sistema social y empresarial es a estas alturas insostenible… ¿cuándo empezamos?

Entre el cielo y la tierra

Decía Mecano hace ya muchos años en una canción que «entre el cielo y la tierra hay algo con tendencia a quedarse calvo». Esta frase me viene al pelo a mi para la reinterpretación para mis fines particulares para decir que «entre el 1.0 y el 2.0 hay algo contendencia a quedarse corto».

Lo que pretendo decir con esto es que, si bien veo que cada vez más gente se está poniendo al día de las nuevas herramientas de búsqueda de empleo, de búsqueda de talento, de gestión de personas, etc. aun queda un largo trecho por recorrer. Aunque recorra Pink Slip Parties, congresos y eventos del mundo 2.0 en general, formaciones de LinkedIn para empresas, lea a blogueros avezados, etc. aun sigo viendo que la mayoría de la gente esta en el 1.0, en los problemas del día a día, del gerente Camuñas (gracias Yastorgas por el concepto), de la cola del INEM, de «echar» c.v.’s en Infojobs.

También en mi vertiente profesional como consultor veo que mis colegas los directores de recursos humanos y los directores generales aun están en una dinámica en la que todo lo que rodea al 2.0, las nuevas tecnologías, las redes sociales es algo meramente anecdótico, titulares puntaales de periodico y poco mas.

Por eso creo que es muy importante no quedarnos en un dialogo deontológico entre profesionales de gestión de personas; Está bien para teorizar, compartir, investigar y avanzar. Pero las palmadas en las espaldas entre unos y otros, entre los mismos de siempre es peligroso. Si estamos hablando y trabajando por renovar la función de recursos humanos no podemos volver a cometer el error de enrocarnos en nuestra posición, de caer en la endogamia. Debemos liderar el cambio pero debemos tambien hacer el discurso extensible a todo el mundo, profesionales de todos los ámbitos y niveles organizaciones, extender la llama para hacer un gran fuego y no hacerlo propiedad de unos pocos porque no es propiedad de nadie. Debemos hacer una gran incendio para que las llamas y el humo toquen el cielo y empiece a llover para volver a germinar el árido suelo en que se han convertido nuestras organizaciones.

Es por ello que me propongo llevar adelante esta cruzada y hacer todo lo posible para que el cambio llegue y por ello he puesto en marcha junto con otro gran loco, un soñador profesional como la copa de un pino, Rubén Codosero, para conseguir llevar al máximo de personas el mensaje de que las cosas pueden y deben cambiar y para ellos adecuaremos nuestro mensaje al canal y al destinatario de forma que sea perfectamente entendible a todos. Y si para ello tenemos que hacer cosas como estas, las haremos.

El tiempo ha llegado, la RHevolución esta en marcha, ¿te sumas?

La RHevolution está aquí.
La RHevolution está aquí.